Entro a la bodega de Carlos Cramachael, le pido una Pepsicola y él sonríe como otras veces, cuando le he rogado un pedazo de pan para saciar mi sed de rimas.
—Habrá lluvia —me dice y yo me voy ilusionado con que realmente Carlos Cramachael es meteorólogo o quizás, oráculo de las verdades. Le creo, pienso que no tiene derecho a equivocarse, porque necesito hoy una lluvia de estrellas.
(De mi libro Minicuentos por correo electrónico)