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ÁNGEL EL DESALMADO

 

Contra la opinión que se formó Hipólito sobre Ángel, este no era ningún desalmado. Amaba con pasión a su madre, sentía dolor por la muerte del padre a pesar de haber ocurrido diez años antes, y prefería repasar las asignaturas escolares a sus hijos antes que emplear el tiempo libre nocturno yendo al cine o bebiendo cerveza.

         Todo ocurrió por una simple cuestión de tiempo y esto determinó que Ángel le contestara a Hipólito: “No me importa que tu hijo haya muerto; si no vienes a trabajar, quedas despedido”. Si seis años antes, cuando no podía llevar a pasear a los hijos al finalizar la semana por falta de dinero; o diez años antes, cuando era un simple estudiante universitario, Hipólito le hubiese dicho lo mismo, Ángel seguramente le habría contestado: “Te acompaño en tu dolor”.

Andrés (De su libro Minicuentos que no son cuentos)