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ALGO DE LA LITERATURA UNIVERSAL: El ángel de la sombra

El ángel de la sombra es la única novela escrita por Lugones. Narra el romance secreto entre la hija de una familia patricia de Buenos Aires y un poeta  en apariencias pobre y plebeyo.

Publicado por primera y única vez en vida del autor durante el año 1926 bajo el sello editorial de Manuel Gleizer, la novela de Lugones fue un fracaso tanto de lectores como de crítica.

Luego de la muerte del autor la novela sería redescubierta y alcanzaría fama y notoriedad con varias ediciones.

Aclaración constante:

En esta sección o categoría, tendrán una reseña promocional de libros pertenecientes a la literatura universal, escritos y publicados en diferentes épocas.

Dispondrán además de las vías para obtenerlos gratuitamente en formato electrónico de texto y (o) como audiolibros.

 

NOTAS SOBRE El ángel de la sombra

1 El fracaso inicial de la novela lo atribuyen algunos críticos literarios a que Noé Jitrik consideró decisivo el 1926 para la narrativa argentina, excluyendo mencionar siquiera la novela y su autor.

2 Según opinan algunos críticos, la exclusión de El ángel de la sombra por parte de Noé Jitrik de entre las obras importantes de la literatura argentina publicadas durante 1926, trajo como consecuencia que  quedara fuera de la fama que sí acapararon, entre otros, el  libro de cuentos Los desterrados de Horacio Quiroga y las novelas El juguete rabioso de Roberto Arlt y Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes.

3 Reeditada por primera vez en octubre de 1994 por la Editorial Losada de Buenos Aires, esta novela puede considerarse un acontecimiento de gran importancia en la bibliografía lugoniana: se trata de la primera reedición de la única novela que escribiera el autor de La guerra gaucha.

4 La narración expone una relación de amores imposibles, esoterismo, reencarnación, crueldad, sacrificio, venganza, suicidio y muerte.

 

 

5 Obra a la que se considera con un alto contenido autobiográfico, embellecida con su descripción de altos vuelos literarios, coloca a la protagonista Luisa Almeida en la categoría de ángel que ha de sufrir la desventura de un amor imposible por la distancia social con el escritor Suárez Vallejo.

6 Luisa Almeida habrá de convertirse en el ángel de la sombra que velará el bienestar futuro del periodista, quien verá realizados algunos de sus mas añorados anhelos, pero quien por la fuerza del amor hace el ángel de sus sueños le será vedada la realización de otros amores no obstante saberse capaz de mantenerlos, por lo que deja de amar a varias mujeres y no logra el amor de una.

7 Historia narrada dentro de la historia, en una reunión familiar y entre amigos donde se exponen cuestiones como el amor, la inmortalidad y la angelical presencia de seres llamados a ejercer como guardianes de ciertas personas muy especiales a causa de la inmortalidad que se le supone.

8 La intriga se organiza con arreglo a las doctrinas teosóficas que Lugones cultiva desde su juventud y que se encuentran a lo largo del libro; Luisa es, en realidad, un ángel, caído a la condición carnal con la misión de redimir a Suárez Vallejo y prepararlo para cumplir un destino superior.

 

 

9 A María Teresa Gramuglio pertenece, además del estudio preliminar, la iniciativa para la reedición de 1994. La circunstancia no es irrelevante: habla precisamente del lugar desde donde ha sido posible, durante más de setenta años de arrepentimiento, pudor y olvido, reponer en el debate sobre Lugones uno de sus libros más desafortunados: el arrepentimiento es del ocasional novelista; el pudor y la censura son de su hijo y vigilante albacea, pero el olvido corresponde a editores, críticos y lectores.

10 Esta novela ha tenido un amplio arco de relecturas iniciado paradójicamente por el mismo que la excluyó en una primera instancia de entre las de la literatura argentina: Noé Jitrik, quien los años finales de 1950 con su ensayo Leopoldo Lugones, mito nacional posibilitó que la crítica argentina abriera una brecha analítica capaz de librarse tanto de la veneración celebratoria como de la mera impugnación ideológica o política, imposibilitadas ambas de hacer a un lado o de mirar como objeto de análisis el prestigio estético y simbólico acumulado por Lugones y por sus obras.

 

 

NOTAS SOBRE Leopoldo Lugones

1 Leopoldo Antonio Lugones Argüello nació en Villa de María del Río Seco, Córdoba el 13 de junio de 1874 y falleció en San Fernando, Buenos Aires, el 18 de febrero de 1938. Fue un escritor modernista y sabio argentino, que como ocupaciones intelectuales acaparó las de narrador, poeta, periodista, historiador, bibliotecario, pedagogo, docente, traductor, biógrafo, filólogo, teósofo, diplomático, político y simpatizante nacionalista.

2 La crítica literaria actual lo considera el principal exponente del modernismo argentino y su obra poética es considerada como la inauguración en lengua castellana de toda la poesía moderna, además del inicio de todas las experiencias y experimentos de la poética moderna en idioma español.​ Fue el primer escritor en hacer uso del verso libre en la literatura hispánica, y sus cuentos lo convirtieron en el precursor y en uno de los pioneros de la literatura fantástica y de la ciencia ficción en Argentina, además de haber sido uno de los primeros escritores de habla hispana en producir microrrelatos.​

3 El 18 de febrero de 1938 Lugones se quitó la vida en un recreo del Delta de San Fernando llamado El Tropezón, al ingerir cianuro de potasio mezclado con whisky. Una de las hipótesis acerca de la causa de su suicidio es que Lugones estaba enamorado de una muchacha, María Alicia Domínguez, que conoció en una de sus conferencias en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, y con quien había mantenido una relación sentimental y apasionada. Descubierto y presionado por su hijo, este lo incitó a abandonarla, por lo que Lugones se precipitó a un declive depresivo.​ Pese a que en la nota que dejó pedía ser enterrado en tierra sin cajón y sin ninguna señalización de su sepultura, y prohibió darle su nombre a sitios públicos, fue velado en su domicilio de la calle Santa Fe número 1391, en la ciudad de Buenos Aires, y sepultado en el Cementerio de la Recoleta, donde permaneció hasta 1994, cuando sus restos fueron llevados a su pueblo natal; en este lugar permanecen al pie del Cerro del Romero.

 

 

4 Su numerosa obra publicada abarca los siguientes géneros:

Novelas

1926: El ángel de la sombra

Libros de cuentos

1905: La guerra gaucha

1906: Las fuerzas extrañas

1924: Cuentos fatales

Poesía

1893: Los mundos

1897: Las montañas del oro

1905: Los crepúsculos del jardín

1909: Lunario sentimental

1910: Odas seculares

1912: El libro fiel

1917: El libro de los paisajes

1922: Las horas doradas

1924: Romancero

1924: Filosofícula

1927: Poemas solariegos

1938: Romances del Río Seco

Ensayos

1903: La reforma educacional. Un ministro y doce académicos

1904: El imperio jesuítico

1910: Didáctica

1910: Las limaduras de Hephaestos. Piedras liminares

1910: Las limaduras de Hephaestos. Prometeo (un proscripto del sol)

1915: El ejército de la Ilíada

1916: El problema feminista

1917: Mi beligerancia

1919: Las industrias de Atenas

1919: La torre de Casandra

1923: Acción. Las cuatro conferencias patrióticas del Coliseo

1924: Estudios helénicos

1925: La organización de la paz

1928: Nuevos estudios helénicos

1930: La grande Argentina

1930: La patria fuerte

1931: Política revolucionaria

1932: El estado equitativo. Ensayo sobre la realidad argentina

2010 (publicación póstuma): Dogma de obediencia

Biografías

1911: Historia de Sarmiento

1915: Elogio de Ameghino

1938: Roca

Otros

1916: El payador

1921: El tamaño del espacio

1944: Diccionario etimológico del castellano usual

 

 

5 Pasó la niñez y la adolescencia en su tierra natal, y tras breve temporada en Santiago del Estero, se estableció en Buenos Aires en 1895. Trabajó en el diario El Tiempo y en 1897 fundó, con José Ingenieros, La Montaña, periódico socialista revolucionario.

6 Tras algunos empleos menores, llegó a la dirección de la Biblioteca Nacional de Maestros. Hizo varios viajes a Europa y residió en París de 1911 a 1914. Colaboró en el periódico La Nación y obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1926. En 1928 fundó la Sociedad Argentina de Escritores. Su apoyo al golpe de Estado militar del general José Félix Uriburu el 6 de septiembre de 1930, y la posterior desilusión que éste le produjo y quizás una profunda crisis sentimental, lo llevaron a una depresión que algunos suponen como alternativa sea la causa de su suicidio.

7 Leopoldo Lugones se inició como un firme partidario de la ideología socialista, cuya introducción en Argentina se debe, en parte, a sus primeras proclamas políticas. Sin embargo, poco a poco fue retrocediendo hacia posturas más conservadoras: tras un breve período de adscripción al pensamiento liberal, se inclinó decididamente hacia la derecha y acabó convertido en uno de los principales valedores del fascismo argentino, sobre todo a partir de 1924, fecha en la que proclamó que había llegado la hora de la espada.

8 Como poeta, Leopoldo Lugones irrumpió en el panorama literario argentino con el poemario Los mundos (1893), que pasó prácticamente inadvertido. Su encuentro con Rubén Darío, en Buenos Aires, en 1896, fue decisivo para reorientar la poesía de Lugones. El retoricismo de Las montañas de oro (1897) no tardó en ser sustituido por el tono irónico, extravagante e imaginativo de Los crepúsculos del jardín (1905) y Lunario sentimental (1909).

 

 

BREVES FRAGMENTOS DE LA NOVELA

(Todos los textos pertenecen a la edición de 1926 publicada por el sello editorial de Manuel Gleizer de Buenos Aires, Argentina, tomando como fuente Wikisource, según declara el sitio http://www.elejendria.com, un sitio web con obras que son de dominio público para su descarga gratuita.

Aclaro que aunque la novela está dividida en 100 capítulos, cada uno de ellos es breve. La novela original abarca 216 páginas.

Se respeta en toda la trascripción de los fragmentos tanto la ortografía como la gramática del original del que se copia.)

 

Fragmento 1:

Entre los asuntos de sobremesa que podíamos tocar sin desentono a los postres de una comida elegante: la política, el salón de otoño y la inmortalidad del alma, habíamos preferido el último, bajo la impresión, muy viva en ese momento, de un suicidio sentimental.

Muchas personas deben recordar todavía aquel episodio que truncó una de nuestras más gloriosas carreras artísticas: el caso del malogrado D.F., que al pie del nicho donde habían sepultado por la mañana una muchacha con la cual no se le conocía relaciones, se mató al anochecer de un balazo en el parietal (…) (Capítulo I)

Fragmento 2:

Durante seis semanas las lecciones progresaron, gratísimas, con intermedios de charla y de música, dando a las tardes de viernes y domingos tan imprevisto encanto, que de común acuerdo agregaron una reunión la noche del miércoles. Así no recargaba Suárez Vallejo sino una tarde por semana su que hacer de oficina, aun cuando él consideraba ameno descanso aquella larga hora entre seis y ocho; al paso que podía participar, pues bien lo deseaba, doña Irene, demasiado ocupada por sus asociaciones pías y benéficas. La tía Marta, entregada a las atenciones domésticas, exagerábalas un poco, tal vez, para dejar mayor libertad a la gente joven; y don Tristán estimaba poco los versos. Así, Suárez Vallejo, invitado a comer algunos miércoles, no hablaba con él más que de legislación y diplomacia, reprimiendo con jovial disciplina de «profesor», cualquier conato tendiente a proseguir o anticipar el tema literario.

—Cada cual su gusto y provecho —sentenciaba— y el mío consiste ahora en escuchar. (Capítulo X)

Fragmento 3:

Durante la comida y la sobremesa, estuvo como de costumbre, aunque tal vez un poco más callada. Y apenas salieron don Tristán y el doctor, ganó su habitación, muerta de sueño, según dijo.

Tía Marta la siguió con los ojos, pensativa. Pero el alba sorprendióla enteramente despierta ante su ventana. Las horas habíansele pasado sin sentirlas, y sin que pudiera, tampoco, recordar lo que pensó en su larga inmovilidad ante la noche profundizada por la sombra de la quinta, donde a ratos palpitaban, como soñando, vagorosos murmullos. (Capítulo XX)

 

 

Fragmento 4:

Desde el despacho interior donde por fineza de Cárdenas trabajaba solo, en el segundo piso de la escribanía, Suárez Vallejo, asomándose a la ventana de reja que dominaba el extenso patio y el portal sombrío de aquel anticuado caserón, vió que Blas acudía con su habitual puntualidad. Dicha ventana conservaba desde un tiempo en que la habitación fué dormitorio del escribano, los visillos y una cortina de felpa granate que pendía a un costado, arrastrándose en polvoriento desuso.

Aunque Suárez Vallejo intentara disimularse todavía la intensidad de su propio cariño, el recuerdo de Luisa dominábalo de tal modo, que al sentir los pasos, el polvo acumulado en un pliegue de la cortina, renovóle con punzante vivacidad la impresión del yeso en los cabellos de la joven.

—¡La que me hiciste anoche! —reprochó un poco atropelladamente a Blas, apenas lo vió en la puerta (…) (Capítulo XXX)

Fragmento 5:

Al entrar esa noche en el comedor, estaba tan linda, que doña Irene sintió exaltarse una vez más su orgullo materno.

—Ya ves cómo te sienta salir un poco. Pareces una flor, aunque te noto algo lánguida todavía. Se conoce que estás contenta.

—Soy muy dichosa, mamá —respondióle con sencilla dulzura.

Don Tristán contemplóla no menos satisfecho; pero como su mirada insistiera un poco, ligero fuego animó sus mejillas.

—Yo te encuentro, sin duda, mejor semblante —dijo aquél.

—Y es verdad —intervino Tato chanceando—. Una carita de novia.

La risa de la joven brotó espontánea, si bien con claridad un tanto excesiva:

—¿Y cómo son las caras de novia?

—Psch… ¡Cómo son!… Como los caramelos rosados. Una mezcla de ángel y de muñeca boba. (Capítulo XL)

 

 

Fragmento 6:

Suárez Vallejo leyó en la sobremesa del miércoles su tríptico anticipado a manera de homenaje que mereció, por cierto, unánime aplauso. Hallábanse presentes también los íntimos de la casa, Adelita y Sandoval: ella tan bonita y elegante como siempre; el doctor un poco más rehecho al parecer.

Luisa había estado admirable de naturalidad; y con ser aquellos versos los primeros que inspiraba su amor, no menos que inminente la despedida, nada traicionaron su palabra ni su expresión. El mismo Suárez Vallejo sintióse asombrado ante esa sencillez tan noble como valerosa (…) (Capítulo L)

Fragmento 7:

Una semana después cambiaban su situación tres sucesos de muy distinta importancia: la esperada carta con noticias de los Almeidas, la compostura automática del reloj y la inesperada conclusión del sumario, que a favor de dos o tres circunstancias salía arreglándose casi de golpe, con doble satisfacción para él; pues resultaba, así, posible cerrarlo sin mayor perjuicio de aquella pobre gente,  demasiado castigada ya por vida tan miserable.

La carta no decía gran cosa, aunque daba buenas noticias sobre la salud de todos. (Capítulo LX)

 

 

Fragmento 8:

Esa misma noche, sin embargo, desvanecióse su esperanza.

Suárez Vallejo, acogido por los Almeidas con franca cordialidad, en la sobremesa que completaban, como al partir, Sandoval y Adelita, debió sufrir el interrogatorio y los comentarios de práctica.

Halláronlo muy curtido por la intemperie y más delgado, pero mejor así. Don Tristán interesábase por el éxito y los detalles de la comisión; Toto por el paisaje montañés; doña Irene y su hermana por aquella gente y sus costumbres.

La actitud de Luisa, absorta como siempre en su ensimismada serenidad, tranquilizó enteramente al doctor, confirmando su juicio:

—No es él.

Habíalo ella visto entrar con el agrado tranquilo de antes, sin el más leve rubor, sin la más ligera animación de la mirada (…) (Capítulo LXX)

Fragmento 9:

Distraídos una mañana en la cantera, hacia la cual atrájolos, según Luisa explicó después, un enjambre de libélulas, tan profuso, que cubría los cardos con azulino tul, dejáronse sorprender los amantes por brusca racha de tormenta. El denso calor que desde temprano parecía desgajar el cielo en la pesadez de los nubarrones, invertíase como un balde lleno, al tirón de alambre del vendaval.

El súbito frío del chaparrón, no menos que la inminente mojadura, obligáronlos a correr, campo traviesa. Luisa, encantada del episodio, reía bajo el relincho de la racha cuyas mojadas crines azotábanla, casi dolorosas, al pasar. Sin embargo, el vestido más ligero que de costumbre y el frágil quitasol, no impidieron que llegara transida. (Capítulo LXXX)

Fragmento 10:

Todos habían precipitado el regreso ante la ya extrema gravedad de Luisa.

Casi no abandonaba el doctor la pequeña antecámara dispuesta como enfermería, para evitar a aquélla la exhibición de remedios y aparatos.

Doña Irene y la tía Marta turnábanse en la alcoba, dejándola sólo por instantes, a indicación de Sandoval.

Con anomalía cruel mejoraba el tiempo. Un luminoso renacimiento estival glorificaba la plenitud de la vida. La calma era tan profunda, que apenas se oía el rumor del mar.

Al anochecer del cuarto día, tras la celebración, puramente consoladora, de una junta con dos colegas que veraneaban allá, el doctor había decidido reposar un instante. (Capítulo XC)

 

Reseña de El ángel de la sombra, novela de Leopoldo Lugones con CLIC en:

https://youtu.be/qyov4kEI1os

Sinopsis de la vida y la obra de Leopoldo Lugones con CLIC en:

https://youtu.be/8bUUQbb8XH4

Primera parte del primer fragmento de El ángel de la sombra con CLIC en:  

https://youtu.be/yOayNU5O6aU

Segunda parte del primer fragmento de El ángel de la sombra con CLIC en:  

https://youtu.be/a8oN89EmAtA

Tercera parte del primer fragmento de El ángel de la sombra con CLIC en:  

https://youtu.be/AvsHlTvf3BQ

Reseña de El ángel de la sombra, novela de Leopoldo Lugones con CLIC en:

https://drive.google.com/file/d/1Jzg64kvArdlxL1_LGqbz7K_QtShhCkFX/view?usp=drive_link

Sinopsis de la vida y la obra de Leopoldo Lugones con CLIC en:

https://drive.google.com/file/d/15pjeuptlS95Zts0Wpf4vwn1p0LZ3Q29j/view?usp=drive_link

Primera parte del primer fragmento de El ángel de la sombra con CLIC en:

 https://drive.google.com/file/d/1FusMEfepYJbzeuKeBAsjnWDqvRzHnIEw/view?usp=drive_link

Segunda parte del primer fragmento de El ángel de la sombra con CLIC en:  

https://drive.google.com/file/d/1TdKYvbD6azbJ4w9MKdkhhOQkpeummUnn/view?usp=drive_link

Tercera parte del primer fragmento de El ángel de la sombra con CLIC en:  

https://drive.google.com/file/d/1k9HO9FRAx1M_c4H41el2dcbKqv32mbet/view?usp=drive_link

 

https://www.educ.ar/recursos/70526/el-angel-de-la-sombra-de-leopoldo-lugones

https://www.perlego.com/es/book/2980308/el-angel-de-la-sombra-pdf

https://es.wikisource.org/wiki/El_Angel_de_la_Sombra

 

http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/10453

https://repositoriosdigitales.mincyt.gob.ar/vufind/Record/SEDICI_d4c60ab757073ffddb4ba736b8433615

https://quelibroleo.com/el-angel-de-la-sombra

https://www.ellibrototal.com/ltotal/?t=1&d=3713

https://www.cultura.gob.ar/luces-y-sombras-de-leopoldo-lugones_7137/

https://www.criticadelibros.com/autores/leopoldo-lugones/

https://www.argentina.gob.ar/noticias/dia-del-escritor-y-de-la-escritora

https://www.todostuslibros.com/libros/el-angel-de-la-sombra_978-84-92491-38-4

https://audiolibrosencastellano.com/leopoldo-lugones/angel-sombra/8492491388

https://datos.bne.es/obra/XX2616319.html

 

 

 

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