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ALGO DE LA LITERATURA UNIVERSAL: El doctor Zhivago

El doctor Zhivago (también El doctor Jivago o El doctor Yivago) (ruso: До́ктор Жива́го, Dóktor Zhivago) es una novela de Borís Pasternak, publicada en 1957 en Italia y en 1988 en la URSS. Su autor fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1958; algunos medios informan que Pasternak se vio obligado a rechazarlo debido a las presiones del gobierno soviético.

La palabra zhivago tiene idéntica raíz que el término ruso que significa vida (жизнь, zhizn). La vida constituye uno de los temas más importantes del libro. Particularmente, la novela muestra el sufrimiento de un hombre cuando la vida que siempre ha conocido es transformada por fuerzas que están más allá de su control.

La novela fue adaptada al cine en 1965, en una película dirigida por David Lean. También ha sido adaptado varias veces para televisión.

Aclaración constante:

En esta sección o categoría, tendrán una reseña promocional de libros pertenecientes a la literatura universal, escritos y publicados en diferentes épocas.

Dispondrán además de las vías para obtenerlos gratuitamente en formato electrónico de texto y (o) como audiolibros.

NOTAS SOBRE El doctor Zhivago

1 La novela El doctor Zhivago toma el nombre de su protagonista, Yuri Andréyevich Zhivago, un joven médico y poeta, huérfano de padre y madre.

2 Después de trabajar en diferentes sitios durante la Primera Guerra Mundial , es enviado a Meliuzéyev, un antiguo hotel convertido en hospital, donde coincide con la enfermera Larisa Antípova (Lara), de quien se enamora.

3 Cuando esta novela apareció en 1957, suscitó encendidas polémicas y fervores en ocasiones equívocos. Eran los años de la guerra fría, y su autor fue aclamado por muchos como el primer gran escritor disidente.

El escritor y crítico británico V.S. Pritchett, gran conocedor de la literatura rusa, la saludó como «lo mejor que había producido Rusia desde la revolución, la obra de un genio«.

5 Edmund Wilson subrayó la originalidad de la estructura de El doctor Zhivago, a su manera tan novedosa como lo había sido en su momento En busca del tiempo perdido, puesto que no estaba basada en un argumento tradicional y lógico, sino en series de encuentros azarosos y separaciones, que daban exacta impresión de lo que había sido la vida para los ciudadanos de la URSS en los años posteriores a la revolución.

6 Ahora que el escándalo de su publicación quedó atrás y que esta novela, por la que Pasternak fue cubierto de ignominias, ensalzado y hasta premiado con el Nobel, fue publicada en la URSS durante lo que se conoció como la perestroika y el glasnost, se puede leer El doctor Zhivago con más serenidad que al aparecer, en el exilio, hace treinta años.

7 Aunque en esta novela, como en todas las novelas de ambición totalizadora, se puede extraer una visión de la realidad y de la historia, lo cierto es que en El doctor Zhivago, pese a transcurrir en medio de trascendentales acontecimientos políticos, lo fundamental, la sustancia dentro de la que viven y mueren sus actores, tiene que ver, más con la espiritualidad humana, la soberanía individual, la creación artística, el amor y los destinos particulares.

8 No es una novela contrarrevolucionaria ni tergiversa las ideas de la revolución. Simplemente describe, sin abiertas intenciones polémicas, la vida de un testigo de una de las épocas más trágicas de la historia rusa.

NOTAS SOBRE  Boris Pasternak

1 Borís Leonídovich Pasternak nació en Moscú  el 29 de enero de 1890  según el calendario juliano (correspondiente al 10 de febrero del  propio  año según el calendario gregoriano) y falleció en Peredélkino, cerca de Moscú, 30 de mayo de 1960. Esta última fecha corresponde ya al año, calendario y cómputo seguido en la actualidad en los países occidentales desde  el siglo XVI.

Nació en una familia de origen judío-ucraniano. Su padre fue el destacado pintor posimpresionista Leonid Pasternak, profesor en la escuela de pintura de Moscú, amigo del joven Rilke; por otro lado, su madre, Rosa Kaufman, fue una famosa concertista de piano.

Pasternak creció en una atmósfera cosmopolita: en su casa desfilaban artistas como Serguéi Rajmáninov, León Tolstói y Rainer Maria Rilke. El ambiente cultural que lo rodeaba fue pues muy elevado.

Su padre se convirtió del judaísmo al cristianismo ortodoxo, lo que tuvo un gran impacto en la vida del joven escritor. En muchos de sus poemas sobrevuelan referencias cristianas.

5 Estudió filosofía en la Universidad de Moscú y en la de Marburgo, en Alemania, aunque enunció a la filosofía como profesión. Regresó a Moscú en 1914 y publicó su primera colección de poemas ese mismo año. Durante la Primera Guerra Mundial trabajó en una fábrica de productos químicos en Perm, en los Urales; algunos investigadores literarios suponen que aquí encontró material que luego utilizaría en El doctor Zhivago.

6 Pasternak se destacó mucho por su poesía, con  obras como: El gemelo en las nubes (1914), Mi hermana la vida (1917), El año 1905 (1927) y Segundo nacimiento (1934). También escribió relatos.

BREVES FRAGMENTOS DE LA NOVELA

Fragmento 1:

Andaban, y al andar cantaban Eterna memoria. Los pies, los caballos y el soplo del viento parecían continuar el cántico cuando se detenían. Los transeúntes abrían paso al cortejo, contaban las coronas y se santiguaban. Los curiosos, metiéndose entre las filas, preguntaban:

—¿Quién es el muerto?

Y les respondían:

—Zhivago.

–¡Ah! Entonces se comprende.

—Pero no él. Ella.

—Lo mismo da. ¡Dios la haya perdonado! Lujoso entierro.

Transcurrieron los últimos minutos, contados e irreversibles.

El sacerdote, con el ademán de la bendición, arrojó un puñado de tierra sobre María Nikoláievna. Se entonó Por el alma de los justos. Después comenzó una terrible carrera. Cerraron el ataúd, lo clavaron y lo bajaron a la fosa. Tamborileó sobre la caja la lluvia de las paletadas de tierra arrojada apresuradamente con cuatro palas, hasta que se formó  un pequeño túmulo. Sobre él se encaramó un niño de diez años. (Capítulo 1, Primera parte)

Fragmento 2:

Nika no estaba en el jardín ni en la casa. Yura adivinó que se escondía porque se  aburría con ellos y no gustaba de su compañía. Su tío e Iván Ivánovich habían ido a la terraza a trabajar, dejándolo vagar sin objeto en torno a la casa.

El lugar era encantador. Cada minuto oíase en tres tonos el puro gorjeo de las oropéndolas, y con pausas de espera para que sus penetrantes notas, que parecían emitidas por un pífano, empapasen enteramente la atmósfera. El perfume de las flores, persistente y suspenso en el aire, lo inmovilizaba el bochorno contra los macizos. ¡Cómo le recordaba todo esto a Antibes y Bordighera! Yura miraba a su alrededor. Como una alucinación del oído, parecía alentar sobre los prados la sombra de la voz materna, que él creía reconocer en los melodiosos trinos de los pájaros y en el zumbido de las abejas. Estremecíase: a veces parecía que su madre lo llamaba y le hacía señas para que la siguiera. (Capítulo 6, Primera parte)

Fragmento 3:

«¡Otra vez ese piojo chinchoso!», pensó Nika con rabia, moviéndose por la habitación.

Acercábanse las voces de los huéspedes. Estaba cortada la retirada. En la habitación había dos camas, la de Voskobóinikov y la suya. Sin vacilar, Nika se metió debajo de la segunda.

Oyó que lo buscaban, que lo estaban llamando en las demás habitaciones, sorprendidos de su desaparición. Luego entraron en la alcoba.

—Bueno, ten paciencia —dijo Vedeniapin—. Entra, Yura. Tal vez más tarde encuentres a tu compañero y jugarás con él.

Se pusieron a hablar de las agitaciones universitarias de San Petersburgo y Moscú, con lo cual sitiaron a Nika, durante unos veinte minutos, en su estúpido y humillante escondrijo. Por último, salieron a la terraza. Nika abrió despacio la ventana, saltó por ella y desapareció en el parque. (Capítulo 8, Primera parte)

Fragmento 4:

La guerra con el Japón no había terminado aún, cuando otros acontecimientos la hicieron pasar de pronto a segundo término. Oleadas revolucionarias, a cual más violenta y espantosa, recorrieron Rusia.

Por entonces llegó a Moscú desde los Urales la viuda de un ingeniero belga, una francesa nacionalizada rusa, Amalia Kárlovna Guichard, con dos hijos, Rodión y Larisa. Inscribió a su hijo en la Academia de Cadetes y a su hija en un instituto femenino,  casualmente en el mismo y en la misma clase a que asistía Nadia Kologrívova.

Madame Guichard había invertido los ahorros de su marido en unas acciones que,  después de una rápida subida, habían empezado a bajar. Para hacer frente a las dificultades y tener al mismo tiempo una ocupación, adquirió un pequeño negocio, el taller de costura de Levítskaia, en las inmediaciones de la Puerta del Triunfo, que los herederos de la modista le cedieron con el derecho de conservar el antiguo nombre de la casa, con todas las ofícialas y aprendizas, y con la antigua clientela. (Capítulo 1, Segunda parte)

Fragmento 5:

Nikolái Nikoláevich estaba asomado a la ventana cuando aparecieron los primeros fugitivos. Comprendió que procedían de la manifestación y durante unos momentos se quedó mirándolos, creyendo ver a Yura o a cualquier otro entre la gente que se dispersaba. Pero no reconoció a nadie. Sólo una vez le pareció ver pasar rápidamente a aquel chico (Nikolái Nikoláevich había olvidado su nombre), el hijo de Dúdorov, un atolondrado, a quien no hacía mucho tiempo le extrajeron del hombro derecho una bala y que continuaba metiéndose otra vez donde no debía. (Capítulo 9, Segunda parte)

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Versión 3

Versión 4

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